Akys era una persona
que le gustaba escribir, describir más bien. A veces al terminar le daba miedo
mirar cómo quedó, por miedo a la decepción. Pero no suya propia, sino de otros
que pudieran verlo. No es que no tuviera seguridad en sí mismo, o que pensara
que lo que escribe es malo, pero entendía que la forma desordenada, digamos,
instantánea y repentina de hacerlo, podía perjudicar la manera en la que lo que
escribía le pudiera llegar a la gente si algún día se decidiese a exponerlo.
Amaba describir, sobre
todo lo abstracto. Le gustaba no tener nada sobre lo que escribir, si no que
algo le empujara a hacerlo. Como el tipo de criminales que no eligen con
precisión sus víctimas, si no una situación, una ocasión, les empuja a
convertirlas en lo que acaban siendo, víctimas. A veces relacionaba cosas que
aprendía en su carrera de Crimonología a su vida diaria. Casi nunca tuvo
problemas de inspiración, en parte por eso le gustaba hacerlo de esa manera
repentina. Porque esos empujones aparecían varias veces al día. ‘’El día que se
acaben, pensaré que hacer’’ siempre pensaba.
‘’Juego con reglas de
casualidad’’ amenudo decía. Estando en medio de un texto, al principio o al final,
muchas veces dejaba de pensar si lo que escribe tiene sentido, solo quería
dejar las palabras salir, si de repente giraba la cabeza y veía un puente,
quería relacionar ese puente de alguna manera con lo que estaba escribiendo, y
así sucesivamente y de variadas maneras. La casualidad le traía hechos y
escritos nuevos. Estaba tan obsesionado con las mezclas, que a toda
relación de dos cosas le encontraba sentido. A veces sentía que no existía nada
que no tuviera sentido, o que no se le pudiera sacarlo. Pensó en ser psicólogo,
en vez de algo a lo que su carrera pudiera llevarle. Psicólogo también en vez
de escritor, algo que le rondaba la cabeza día y noche. Ya que le resultaba
menos frustrante descomponer lo compuesto, hetero o homogéneamente, que
componer a partir de lo esparcido por el mundo o por su mente.
Un día, estaba comiendo frutos secos apoyado
en la encimera como de costumbre, y el sonido de uno, o el ritmo con el que los
masticaba, le recordó a una canción que había oído en una tienda de perfumes.
Raro encontrarle a él ahí, no le gustaban, pero un día fue porque vio el nombre
de uno que le llamó la atención, y quería saber cómo olía. Se llamaba
‘’Awlevodin’’. Ese día no escribió sobre aquel olor, seguramente lo haga el día
anterior a que se le vaya a olvidar a qué sabía ese olor.
Empezó a darle vueltas a la letra de la
canción, para poder encontrarla y escucharla sin parar.
A la vez que la buscaba por Internet, iba
escribiendo en una de las notitas de colores que su madre le había enviado
hacía una semana. Sabía que con la canción en sus oídos, escribiría una
barbaridad de cosas. Pero no le quitaba valor a lo que era capaz de escribir
teniéndola sólo en su mente:
‘’ Siempre y cuando
sientas que quieres expresarlas, si no, no lo hagas simplemente. Yo si quiero
expresarlo: siento la tranquilidad de no haber encontrado mi sitio, que es
mejor que éste en sí.’’
Nunca había comenzado
nada de manera que pareciera un comienzo, las primeras frases de sus escritos,
pensamientos, y muchas veces actos, parecían sacados de algún punto intermedio.
Siguió:
‘’Esta canción es lo
más bonito que he escuchado en mi vida. Y eso que he oído muchas canciones
preciosísimas y casi perfectas, y nunca me he atrevido a decir que son mis
preferidas o las más bonitas. Siempre añadía un '' una de las mejores'' o algo
por el estilo.’’
La encontró: ‘’Esta
lo tiene todo. No es sólo dulce, sólo triste, sólo esperanzadora, sólo suave,
sólo fuerte, sólo profunda o sólo casi perfecta en cuanto a la melodía, lo
tiene todo. Esto es lo que siento cuando siento felicidad, me gustaría que
otros fueran capaces de captarlo de esta manera mía exagerada de captarlo que
me hace asustar a la gente de mi alrededor por la hiperactividad en algunos
puntos enfermizamente SANA! con la que actué el día que la descubrí. Pero hoy
sólo llevo una determinada cantidad de días vividos, esperemos que menor a la
que me espera, y la música parece infinita! Saquen sus propias conclusiones.
Quizá lo sea.¡¡
Recordó algo que le
dijo una vez una amiga suya de clase: ''las canciones pueden no tener nada que
ver con tu vida, las letras pueden hablar de caballos gays, pero si
suenan triste o con rabia o lo que sea…'' ‘’las vivo hasta quedar desinflado,
tirado en la cama, en el suelo o si hay suerte, en algún césped.’’ Continuó él
al no acordarse de cómo terminaba esa frase, sólo de la sensación que le dejó.
‘’No importa que sea
todos los días, no importa en que lugar, ni a todas horas. Puedo
pasarme horas parando una canción en un determinado intervalo de 1, 2, 3 o 4
segundos, y poniéndolo a repetir constantemente, hasta llegar a su fondo, o al
fondo de lo que me provoca y el porqué, hasta llorar y quedar a gusto. Me gusta
gastar todas las energías, no me gusta hacer las cosas a medias, ninguna, ni siquiera
escuchar música. Si estoy contigo y he quitado una canción por la mitad, es que no
estoy a gusto contigo.’’
En aquel momento ya había pasado por todo
tipo de estados hasta haberlos mezclados todos, y se hallaba sentado en un
cojín rojo, con la espalda doblada hacia delante llegando así a la hoja que se estaba
llenando de palabras.
‘’Este tipo de sentimientos espero de la
gente que dice que no podría vivir sin música, o que dice que la ama, o que es
su Dios, no el hecho de extrañarse al presenciar este tipo de sentimientos en
otras personas.’’ Pensó.
‘’Estoy muriendo de vida por dentro. Por
fuera se me ve morir por dentro siento vida. La muerte está enseñándome su
verdadera cara sin ni siquiera haberme acercado a ella. Y no es nada más que
otra cara más, no hay temor, no hay nada a lo que sobrevivir.’’ Pensó en alto.
Le dio por tercera vez a la canción para
que se volviera a reproducir y se puso a escribir:
‘’A la palabra vivir no hay que añadirle
ningún prefijo, ningún sufijo, ni interfijo. Ni darle ningún significado más al
hecho ''vida''. Como un sentido, un motivo, una razón... El día que se
comprenda las palabras y los hechos en sí, tal y como son, tal y como nacieron
en su origen, sin prefijos ni sufijos, se comprenderá todo y se podrá entonces,
añadirle cosas. Ya que se añadirá sin miedo, sólo por comprobar que saldría,
que saldría si se une esta palabra a esta... qué pasaría si se añade el hecho
''motivo'' al hecho ''vida''... la vida y las cosas que la componen están para
mezclarse, pero no si no se conocen.’’
Hacía garabatos intentando pensar y
alejarse de la desconcentración que se estaba empezando a posar en él. Dio un
giro de 180 grados en el cojín y escribió:
‘’Porque entonces entra el miedo, y se
empieza a sentir que dos palabras juntadas forman una sola, que esa palabra es
la original, y que hay que buscarle la respuesta a esa duda, ese hecho, esa
palabra compuesta. Nos podremos pasar toda la vida así, a no ser que nos demos
cuenta de que quizá hay que segmentar las cosas, separar las cosas, vivir una
por una, conocerlas, y darse cuenta de que para por ejemplo ''vivir'' no hay
que hacer nada más que vivir. No existe
vivir rico, vivir feliz, vivir en tal sitio, vivir de tal manera, vivir
sabiendo esto, vivir sin saber lo otro, vivir rodeado de tal cosa o persona,
vivir por tal, vivir por cual...’’
Entonces le vinieron a la mente todas
las personas por las que daría la vida, a continuación todas las que no
recibirían ningún elogio por su parte si se las volviera a encontrar. Pensó en
quien no se volvería a encontrar no por voluntad propia, sino porque ya era
imposible. Recordó aquel accidente en el que murieron sus primos, y toda
aquella noche en la cual acabó con heridas en la cabeza porque le cayeron
varias botellas de alcohol en ella. No pensó más en eso, siguió relacionando,
pensó en el mal que producen esas botellas vaciadas en bocas de la gente.
‘’Es como eso de no mezclar en cuanto al
alcohol. En la vida y sus mezclas, hay dos pasos, hacer la mezcla
literariamente, ver que sentimientos provoca, y eventualmente trasladarlo a la
vida. Si no sabes que alcohol es, no lo mezcles, si sabes cuál es, sabrás si
puedes mezclarlo, o si no tiene sentido mezclarlo porque te provocará vómitos y
malestar básicamente inútil.
Es tan difícil descubrir lo que
significa vivir... Yo recomiendo escuchar tu canción preferida mientras te
columpias en unos columpios con un par de árboles cerca. Pero si te acaba de
parecer esta idea un tanto extraña o seguramente inútil, no lo hagas, aún. Si
hay Sol arriba, está bien, pero si hay estrellas, también está bien, si hay
nubes, porque no iba a estar bien? Mientras haya vida, existe la posibilidad de
descubrirla.
Y como dicen por ahí ''mientras haya
vida, hay esperanza'', será que la vida es esperanza? Si te has sentido rodeado
de colores sin estar rodeado de personas alguna vez en tu vida, y has llorado
de felicidad por esos colores, que para mí, personalmente, para mí, la vida son
colores. Si has sentido eso y más, puedes darle las vueltas que quieras, si no,
empezaras a perder el sentido de vida por haberla juntado al de esperanza,
empezarás a pensar que es realmente la esperanza, si la hay a tu alrededor, si
la hay en el mundo entero, si la tienes tu o no, sólo para darte cuenta si tú
tienes una buena vida, sin darte cuenta de que dejaste ya hace rato de pensar
en ella en sí, si no analizabas otra cosa. Nada es nada, más allá de lo que en sí es. Las canciones tienen
tantas palabras, tantas notas, tantas melodías, tantas letras, tantos tonos, un
título, un principio y un final. MEZCLAS’’
Oyó un grito en la calle, de dos mujeres
que parecían haber estado desilusionándose por el mismo asunto por horas: ‘’ Y
lo más bonito de todo?!’’
‘’Es que tú lo controlas.’’ Se respondió
a sí mismo.
‘’Yo no paro de mezclar, yo lo controlo.
Dudo que me vaya a aburrir en algún punto de mi vida. Todo esto, el mundo, está
lleno de tantos, todo tipo de cosas, que dudo que en algún punto deje de
sentir. Aburrir : dejar de sentir? No paramos de formar esos ‘’pseudosinónimos’’,
que no es malo, pero normal que luego andemos confundidos si no hemos aprendido
a controlar claramente la tranquilidad que pueden ofrecernos los espacios entre
esas palabras que los forman.’’
Sentía que estaba acabando su texto, y
el pensamiento habitual llamó a las puertas de su mente como si de la panadería
a la que él siempre iba por las mañanas se tratara.
‘’No quiero ordenarlo, aunque sé que
debería si quiero que me entiendan. En algún punto de mi vida lo ordenaré todo,
e intentaré hacer entender mejor lo que siento. Ni siquiera sé si parece algo
excepcional, tampoco sé si es algo excepcional. Yo no exagero, yo expreso. Mis
sentimientos quizá sí exageran, ellos lo sienten así. Me lo pasan a mí y yo no
voy a quitarles valor ni intensidad. Sólo sé que todos pueden pero pocos hacen.
El qué? Hace tiempo lo llamaba magia, ahora lo llamo vida, la única cosa que
realmente ha venido a este mundo cogida de la mano a nosotros. Pero ahora no,
no lo ordenaré. Ahora suelto una mirada por allí, otra mirada por allá. Dejo un
papel con algo escrito por ahí, otro papel de color con una palabra escrita en
otro sitio. Sé que lo sentimos todos, al menos sé, que todos somos capaces de
sentirlo. Nunca tendré miedo de no ser comprendido, sé que aparentaré ser
incomprendido, pero el real hecho que estará teniendo lugar será la
incomprensión de la persona a sí misma, al estar intentando comprenderme a mí.
No me importa si ahora soy capaz de
demostrar lo que quiero demostrar o no, tampoco me importa si me perciben al
contrario de lo que soy o mis intenciones son. Mientras haya tiempo, mientras
haya vida, no me importará. Es la primera vez que utilizo la palabra ‘’tiempo’’
refiriéndome a ello como algo que realmente existe. Ya sabéis, yo y el tiempo
no nos damos mucha credibilidad el uno al otro, desde siempre, o desde nunca.
Estas son sus palabras, ‘’siempre’’ y ‘’nunca’’, salen de su boca con el mismo
sonido que producen las agujas del corazón de su reloj. Desde luego que le
acabo de dar credibilidad escrita al tiempo, lo he puesto cerca de la palabra
vida, al igual que hice antes eso mismo con la palabra ‘’esperanza’’. Eso no
significa nada, ‘’son solo palabras, ellas no hacen daño’’ – dijo en alto. ‘’Y
si no hacen daño, no hacen nada. Amo escribir porque me doy cuenta de la
ambigüedad de las cosas, supongo que saben qué ambigüedad acabo de descubrir.
De qué son capaces las palabras? De nada? De mucho? O para algunos extremistas,
de todo? Antes de que se pongan a pensar como locos en ellos, o antes de que
pasen de esta pregunta olímpicamente, relájense.''
Ahora no sentía que fuera a acabar, quería
acabar.
‘’La única mezcla que me atrevería a
escribir en el muro más visible de mi ciudad, sería vida-amor. Por el simple
hecho de que no he parado de sentir amor al escribir sobre esto. El amor no es rojo fuerte, el amor es el color más natural que existe.’’
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